martes, 30 de junio de 2015

El Orígen de los Wandjinas: Leyendas de los Aborígenes Australianos

Cuenta una leyenda de los aborígenes australianos, que una vez se libró una cruenta batalla en Uluru, entre los Hombres Serpiente Venenosos y los Hombres Serpiente No Venenosos. Sucedió durante el Tiempo de los Sueños, y aún hoy se pueden ver las señales en las rocas de aquella terrible guerra.


Los aborígenes australianos cuentan que la Diosa Madre de la Tierra logró vencer a los Hombres Serpiente Venenosos con una nube de gases letales. Los supervivientes enemigos fueron encerrados hasta el día de hoy bajo el punto más sagrado de Australia: la enorme colina de Ayers Rock.

Se dice que otras batallas se libraron entre el Dios del Sol -que llegó del cielo en una nave- y el Dios de la Tierra en Moon City o Ciudad Secreta, otro punto sagrado del territorio autraliano.


¿PODRÍAN SER CIERTAS ÉSTAS LEYENDAS?

Los vestigios de estas luchas quedaron reflejados en los extraños monolitos que se encuentran diseminados por toda Australia, como la misma Ayers Rock, en Moon City o también en la Montaña de Muchas Cabezas (Olgas), producto, según la ciencia oficial, de erosiones de tipo natural. Pero los aborígenes aseguran que estos lugares son los restos de ciudades construidas por los Arientas y Luritchas, seres que eran mitad hombre y mitad animal.


En Moon City muchos dibujos rupestres fueron destruidos por los aborígenes para preservar los misterios y tradiciones de estos pueblos con la llegada de los occidentales.

En 1838 se encontraron gran cantidad de pinturas rupestres de diversos tamaños en la región de Kimberley, al noroeste de Australia. Los aborígenes llamaban a las figuras antropomorfas
"wandjinas" "wandjinas", y aseguraban que no habían sido realizadas por sus antepasados, sino por unos seres que descendieron a la Tierra en tiempos ancestrales.

LOS WANDJINAS: SERES VENIDOS DEL CIELO

Los "wandjinas" fueron seres sabios que trajeron la civilización y prosperidad a los pueblos de la zona. Su símbolo era la Serpiente, al igual que el de otros Dioses del resto del mundo, como es el caso de Quetzalcóatl, la Serpiente emplumada.

En las pinturas de Kimberley en ocasiones aparecen figuras de seres calzados con sandalias, algo que llama la atención ya que los aborígenes siempre han ido descalzos.

El uso de pigmentos azules en las pinturas rupestres hace pensar que los aborígenes no fueron los autores, ya que ellos no utilizaban esta pigmentación en sus creaciones. A pesar de este factor importante, los arqueólogos insisten en que sí fueron realizados por los nativos, y que representan al Dios de la lluvia.




Fuente: http://hablemosdemisterio.com

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